martes, 8 de mayo de 2007

SANCTI SPIRITUS, CUNA DE LA AGRICULTURA PLATENSE

LA PRIMERA COLONIA AGROHISPANA EN EL RIO DE LA PLATA

Por J. R. BAEZ (a)

Dentro de lo que es hoy la provincia de Santa Fe, departamento San Jerónimo, en un rincón solitario y agreste, confluencia del Carcarañá y Coronda, el 9 de junio de 1527 fundó Don SEBASTIÁN CABOTO El Primer Establecimiento Español en el Territorio Argentino (1), conocido con el nombre de Sancti Spiritus, radicándose aquí la primera cepa étnica hispano-platense, generadora en parte de la población mestiza de nuestras llanuras. En esa misma tierra virgen sembráronse las primeras semillas de trigo, cebada y hortalizas, según lo acreditan documentos de la época.

Gracias al historiador del Puerto de Buenos Aires Don EDUARDO MADERO (1892) (2), tenemos noticia aproximada de la fecha de siembra y cosecha de las primeras espigas en el Río de la Plata, segán lo refiere al final de la extensa carta de LUIS RAMIREZ, escrita a su padre en España el 10 de julio de 1528 y más tarde ratificada por el mismo SEBASTIÁN CABOTO en su Mapa Mundi.
La breve relación de RAMIREZ en lo que atañe al trigo en Sancti Spiritus está escrita como sigue: «Hago saber a Vuestra Merced questa tierra donde agora estamos, es muy sana y de mucho fruto, porque hago saber a Vuestra Merced que se sembraron en esta tierra para probar si daba y sembraron cincuenta granos y cogieron por cuenta C C L V Vº granos esto en tres meses de manera que se da dos veces al año, escribo a Vuestra Merced por parecer cosa misteriosa (3). Confirma la noticia de RAMIREZ lo manifestado por Caboto en su Mapa Mundi que dice así: «La gente en llegando (a) aquella tierra quiso conocer si era fertil y aparejada para labrar y llevar pan y sembraron en el mes de Septiembre LII granos de trigo, que no se halló más en las naos, y cogieron luego en el mes de Diciembre cinecuenta y dos mil granos e trigo, que esa misma fertilidad se halló en todas las otras semillas. -SEBASTIÁN CABOTO, leyenda 7 de su Mapa Mundi. 1544. Descripto por el historiador JOSÉ TORIBIO MEDINA en el párrafo pertinente al Río de la Plata, página 555 T. 1. (4).
Bien podemos decir que lo transcripto certifica la partida de nacimiento del trigo en suelo argentino.
Al señor LEHMANN NITSCHE debemos la feliz ocurrencia de exhumar y actualizar lo publicado por MADERO en su “Historia del Puerto de Buenos Aires” (carta de RAMIREZ) en un meduloso artículo que publicó en el diario La Prensa, con motivo de la celebración de un congreso triguero que tuvo lugar en Coronel Vidal. El señor LEHMANN NITSCHE hace un minucioso análisis, cotejo de fechas y producción del cereal fundamental de nuestra riqueza y no deja dudas sobre la ubicación y data de tan importante acontecimiento. El artículo de referencia se titula “El primer cultivo de trigo en el Río de la Plata” (b).
Por feliz conjunción de circunstancias hizo que tres soldados de diferente jerarquía determinaran el sitio del emplazamiento de la rudimentaria colonia agrícola paranaense, SEBASTIAN CABOTO, gestor y realizador de la arriesgada empresa náutica en el Río de la Plata; el obscuro grumete FRANCISCO DEL PUERTO, náufrago de SOLIS, a quien se le debe la ubicación del río Carcarañá donde se radicaron los cultivos por primera vez y, por último, LUIS RAMIREZ, veraz relator de los sucesos más importantes del viaje, y va con ello por rara casualidad un promisor acierto en el centro greográfico y ecológico del trigo en la llanura platense.
Es evidente que los expedicionarios de CABOTO venían prevenidos para poblar y sembrar; por lo menos traían semillas e implementos indispensables para hacer cultivos, quizás temporarios, pues una de las medidas más inmediatas al desembarcar en Sancti Spiritus fue la distribución de la tierra contigua al Fuerte, entre los expedicionarios, los que alternaban sus tareas de la construcción de la fortaleza con las rozas, roturación y siembra, seguramente de hortalizas primero, por su rápido crecimiento y la avidez de verdura fresca que supone a una tripulación que padeció las privaciones propias de una larga y accidentada navegación. En varios pasajes de los documentos nos informan que los soldados se ocupaban de preferencia en la roza de sus parcelas y cuidados de sus huertos, y que en septiembre de 1527 se sembraron los primeros granos de trigo en tierra santafecina, con lo que queda sentado que los agricultores europeos de la primera hora en el Río, de la Plata, lo fueron los expedicionarios del veneciano Don SEBASTIAN GABOTO.
Es indudable que la feliz iniciación de esa primera experiencia del trigo, cebada y otras plantas entusiasmó a los españoles y prosiguieron su cultivo en 1528, ya que a principios de octubre de 1529 especulan los expedicionarios sobre la posible cosecha del trigo y maíz para fines de diciembre, según lo extraímos de los documentos traducidos y publicados por JOSE TORIBIO MEDINA, (T. II pág. 209).
Después del desastre de Sancti Spiritus, los cristianos se sintieron impotentes para contener a los indios, ya aleccionados por el reciente triunfo contra los españoles, por lo cual en los primeros días de octubre de 1529 el capitán CARO, JUAN DE JUNCO y SANTA CRUZ se apersonaron a CABOTO insinuándole la conveniencia de regresar a España por falta de víveres y otros recursos indispensables para subsistir.
El 6 de octubre acordó CABOTO recibir el parecer de sus subordinados, quedando convenido que si para fines de diciembre no se recibían auxilios de la Península, debían emprender el viaje de regreso. El historiador MEDINA dice “Que al fijar aquella (fecha) túvose presente que para entonces habrían podido cosechar el trigo y abatí que tenían sembrado”.
De lo que precede se deduce que ya no se trataba de una simple parcela lo cultivado, sino que habrían aprovechado al máximum la tercera multiplicación de las primeras espigas de trigo, si consideramos que su cosecha pesaba en 1529 entre las posibles provisiones de boca con que debían abastacerse en la larga travesía que los esperaba. Sin embargo, parece que tal determinación no se realizó, según H. HARRISE (SEBASTIAN CABOTO, traducción de S. A. LAFONE QUEVEDO (5); los expedicionarios habrían anticipado el viaje partiendo de Sancti Spiritus a principios de noviembre, antes de la madurez de los cereales, y, en consecuencia, la colonia indígena de las inmediaciones del fuerte se habría aprovechado de sus semillas, que más tarde propagaron, pues eran agricultores, como veremos más adelante (6). Por otra parte se sabe que a poco de fundar a Buenos Aires por el adelantado Don PEDRO DE MENDOZA (1536), fué despachado un emisario (AYOLAS) hasta Sancti Spiritus en busca de provisiones de boca, regresando al poco tiempo con un cargamento de tres naos “con mucha comida” quizás: millo, abatí, calabazas, frijoles, etc.
PAUL GROUSSAC, en su obra “Mendoza y Garay” al final del capítulo V, -dice en nota que: “En las primeras rozas y sembrados, cuyas cosechas mitigaron el hambre de los pobladores, éstos se valieron del maíz tomado a los indios. Para el día próximo de la carestía (pues las provisiones eran a todas luces insuficientes) la relumbrante expedición no encontró siquiera, en el fondo de una bolsa, los legendarios cincuenta granos de trigo que se habrían recogido en las naos de CABOTO”. Afirma GROUSSAC que MENDOZA no traía semillas para sembrar, cosa que parece inverosímil ante la, importancia de la expedición.
Del Dr. ESTANISLAO ZEBALLOS transcribimos de “Orígenes Nacionales, Despoblación de Buenos Aires por IRALA el 10 de Abril de 1541”, documento inédito copiado del Archivo de Indias por el Dr. BLAS GARAY (7).

“La relacion que dexo domingo miñz de yrala en buenos ayres al tope q. la despoblo… despues dellos son chanes, y despues los carcaras estos son los mas rricos e gente mas poderosa y que tiene mas policia y los pueblos cercados segund tenemos noticias otros muchos hay en tanta cantidad quseria prolixidad desillos; todos son labradores y gente de syembra”
“todos los yndios que por este rrio arriba ay q. biben en la Ribera del rio son gente que siembra ni de ninguna policia son de guardarse muchos deflos especialmente al tpto. del rrescatar porq. estando avisados y los vergantines apartados de tierra algund tanto podrán rrescatar con ellos y serán proveydos de pescado y manteca e carne que es lo qllos tienen y pueden dar, an se de guardar en todo de los guáranys de las yslas e quyrandys que son mortales enemigos nuestros ».
Sigue más adelante el prudente y previsor IRALA indicando la convemencia de prevenirse contra los tigres y tribus enemigas e indicando la conveniencia de sembrar en la costa oriental. del río de la Plata frente a Martin García. “han de sembrar desde principio de setiembre hasta en fin del sy fuere mayz e si fuere trigo e ortalizas pueden sembrallas en el mes de mayo y Junyo e jullyo, trra que tiene monte es mejor para mayzes”.
“si viniere poca gente q. no se atrevan a desvidarse para dexar proveydo lo de las naos e yr arriba en una de las partes ya dichas. hagan su asiento, entiendan en sembrar para. tener en abundancia las cosas necesarias”, etc. Como se ve, diez años después de la partida de CABOTO del Río de la Plata los pobladores de la latitud de Buenos Aires ya tenían conocimiento bastante aproximado de la época oportuna para las siembras de cereales y hortalizas, como asimismo la tierra aparente para tales cultivos y que había semillas de trigo y huerta para las siembras regulares.
Quizás sea aventurado aún hablar de la variedad sembrada por primera vez en la costa del Paraná, pero no resistimos a la tentación de sugerir que fuera el trigo candeal, teniendo en cuenta que los expedicionarios debían proveerse de la mejor variedad comible en grano, y que en los informes -ya en el río Solís- se habla del millo (mijo) que puede ser maíz y también trigo, pero que si se tratara de este -último sería «mijo ceburro » (trigo candeal), el candeal español (Trilicum vulgare Lam., var. graecum Koern, trigo tierno precoz y muy alimenticio. Véase, PARODI El Trigo de Polonia Laboratorio de Botánica.- Facultad de Agronomía, Bs. As. 1923.

LA PRIMERA HORTICULTURA RIOPLATENSE

Al director del Museo de Entre Ríos, profesor VICTOR BADANO, agradecemos por habernos puesto en camino de algunas obras de consulta sobre este particular y muy especialmente el libro del distinguido historiador argentino ENRIQUE DE GANDIA “El primer Clérigo y el primer Obispo del Río de la Plata”. Buenos Aires, 1934.
La mayor parte de la documentación citada por el señor GANDÍA, en lo que a nosotros interesa, es tomada del Archivo de Indias, especialmente en los capítulos referentes “Proceso de la gente que fué en la armada de SEBASTIAN CABOTO con los diputados y armadores de la dicha armada sobre sueldo de la dicha gente”, y en “El juramento de calumnia en el pleito entre FRANCISCO DE SANTA CRUZ y FRANCO LEARDO y consortes, armadores de la armada de SEBASTIÁN CABOTO y la gente de la dicha armada reclamando sueldos”.
No es nuestro propósito glosar el contenido de tan interesante obra, aun fácil de adquirir en librerías, y tampoco podemos dar traslado en forma más clara y precisa que el mismo autor, especialmente en el Capitulo II, titulado “FRANCISCO GARCIA en la fundación de Sancti Spiritus y páginas siguientes que tratan de la vida de los españoles en la primera población del Río de la Plata y de la destrucción del Fuerte en 1529.

De la página 33 del libro del señor GANDIA transcribimos:
“El 9 de junio de 1527 - día de la Pascua de Pentecostés - SEBASTIAN CABOTO llegó con el bergantín “San Gabriel” y la goleta “Santa Catalina” a la confluencia del río Paraná con el río Carcarañá “é ally acordaron de poblar e poblaron fizieron una fortaleza e Repartimientos de tierras y heredamientos e cortijos o edificaron casas e fysieron sementeras de pan e se estuvieron ally edificando e labrando e sembrando tyempo de tres años e mas tiempo”. Más adelante escribe GANDIA: “Los conquistadores venían hambrientos y cuando llegaron “adone sehizo la casa allí padecieron mucha hambre e necesydad que no comian syno cardos e yerbas e pescado”. Sin embargo, agregamos nosotros, en este lugar encontraron en la flora natural lo indispensable para sobrevivir sanos y en paz en un clima dulce, a lo que se agrega la pesca y demás elementos faunísticos locales, mientras reinó la cordialidad con los aborígenes. Mas no duró mucho esta vida patriarcal, según se infiere de los párrafos del historiador GANDIA, donde dice: «No hallando otros medios con qué procurarse el sustento, los conquistadores resolvieron olvidarse por un tiempo de la ilusión del Rey Blanco, y, mientras no llegasen a la fabulosa Sierra de la Plata, buscarse la comida del mismo modo con que la obtenían en España, y así comenzaron a sembrar «para comer» haciendo cada cual sus granjerías, sembrando trigo, cebada, hortalizas, melones» e otras muchas semillas de las cosas despaña «como coles, nabos, cebollas, y calabazas. El trigo se sembraba dos veces al año y según un conquistador (téngase el dato como una exageración graciosa) la primera vez se sembraron cincuenta granos de trigo e sacaron cincuenta o cinco mili e, quinientos».
Al mismo tiempo los españoles fueron construyendo sus casas de paja, en número de veinte, bastante separadas entre sí, cada una con su huerta bien sembrada.
“El lugar era sano y pintoresco, los indios mostrábanse de paz y ayudaban a los cristianos, que se sentían tan tranquilos como en España. así no es de extrañar que una vez satisfecha el hambre y construídas las casas donde todos vivían con sus mujeres indias, comenzase a surgir de nuevo el ensueño de la Sierra de la Plata con sus mirajes enloquecedores”…etc.
Siguiendo el contenido del libro de GANDIA menudean las citas que evidencian la contracción de los conquistadores a las tareas agrícolas; ya construyendo azadones y palas o desmontando (rozando) y cuindando de sus huertos con el mayor afán.
Del capítulo IV tomamos una visión del panorama circundante al Fuerte Sancti Spiritus, que en pocas palabras el autor describe lo que fué aquella rudimentaria colonia hasta 1529.
Sancti Spiritus era una población con aspecto de aldea primitiva. Tenía su fuerte en la barranca que miraba al río. En el pequeño puerto había dos bergantines aptos para navegar y otro de DIEGO GARCIA con la proa en tierra. En los alrrededores de la fortaleza, unos setenta y siete hombres habían construído sus cabañas y hecho sus sembrados que cuidaban con esmero en compañía de sus mujeres indias», etc. Más adelante agrega el historiador: “Los conquistadores ocupaban todo el día en cuidar sus sembrados. Sólo un rato por la mañana y otro por la tarde se dedicaban a aderezar los baluartes de la fortaleza”.
Con datos tan explícitos y documentados como son los que corren en el libro del señor GANDIA, corresponde al distinguido historiador el honor de darnos la primera luz en el lejano escenario de la iniciación agrícola en el Río de la Plata.
Es presumible que con esta incipiente agricultura se formaron también los primeros núcleos o centros de dispersión de plantas invasoras., que más tarde cubrieron la llanura platense: Crucíferas, Compuestas, Umbelíferas, Gramínelas y otras que más tarde reforzaron la expedición de Don PEDRO DE MENDOZA (1936), el que también arribó a Sancti Spiritus, fundando el Real Buena Esperanza, y, con ello, la consecuente dispersión de semillas de toda suerte que suele acompañar a toda expedición militar, especialmente.

Como vemos, el solitario rincón del fuerte Sancti Spiritus fue tierra de alumbramientos: evangelio, raza (c), agricultura y, para que nada le falte a la gesta, hasta los dolores de la tragedia padeció. Todo esto hace acreedor al solar de la antigua colonia, a los honores del monumento recordatorio del primer episodio triguero en potencia en suelo argentino, y que la opulencia de Santa Fe, que es la riqueza del trigo, no puede olvidar los orígenes modestos del cereal que le dió prestigio y fama de Grandero del Paraná. Sea un azar del destino (CABOTO) en el correr de los siglos, el hecho real es que aquellas pocas espigas que dorara el sol de diciembre de 1527 fueron precursoras de la grandeza económica de nuestra patria, por lo que no hay que olvidarlas.

Síntesis: a) Que es evidente, ante la documentación histórica, que la primera siembra de trigo, cebada y hortalizas se realizó en el antiguo fuerte Sancti Spiritus en la primavera de 1527, por los expedicionarios de SEBASTIÁN CABOTO.

b) Que las semillas de trigo y otras se continuaron sembrando en el mismo fuerte por los cristianos hasta 1529, año en que parece ya había una superficie importante cultivada, según se deduce de los citados documentos.

c) Que hay fundadas razones para suponer que la simiente procedente de las siembras iniciales -1527, 1528, 1529- la propagaron posteriormente los cultivadores indígenas, quienes convivieron y trabajaron en agricultura con los conquistadores.

d) Que existe constancia documental que diez años después de la partida para España de Don SEBASTIAN CABOTO, ya se conocía en el Río de la Plata la época oportuna para la siembra de trigo y hortalizas, lo que prueba que en el decenio 1530 a 1540 se continuaron los cultivos de trigo y hortalizas, lo que supone que ya se había hecho práctica y conciencia agrícola en las nacientes colonias hispano-ríoplatenses.

BIBLIGRAFIA

(a) Ex Profesor de Biogeografía en el Instituto Nacional del Profesorado de Paraná.
(b) Disponemos de este artículo en el Instituto Leguizamón de Paraná sin indicación de la fecha en que fue publicado por La Prensa.
(c) No lo decimos en el sentido genético estricto, sino cómo expresión de colectividad o comunidad.

(1) FÉLIX OUTES. El primer establecimiento español en territorio argentino. Anales de la S. C. Argentina. T. LIV. 1902.
(2) EDUARDO MADERO. - Historia del Puerto de Buenos Aires. 1892. B. Aires.
(3) JOSÉ TORRE REVELLO. - El catalán Miguel de Riglos, compañero de Sebastián Caboto. Revista Nosotros, sep. 1937. Véase donde se encuentra la carta original de Luis Ramirez.
(4) JOSE TORIBIO MEDINA. - El veneciano Sebastián Caboto. Santiago de Chile. 1908.
(5) SAMUEL A. LAFONE QUEVEDO. - Sebastián Caboto. Henry Harrisse. Boletín del Instituto Geográfico Argentino. T. XIX. 1898. B. Aires.
(6) ANTONIO SERRANO. - Clasificación de los aborígenes argentinos. Revista de la Universidad Nacional de Córdoba. Año XXVIL 1940.
(7) ESTANISLAO ZEBALLOS. - Orígenes Nacionales. Despoblación de Buenos Aires por Irala el 10 de abril de 1540. Boletín del Instituto Geográfico Argentino. T. XIX. 1898. B. Aires.

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