miércoles, 9 de junio de 2010

483 AÑOS DE HISTORIA ARGENTINA (1527-2010)


PUERTO GABOTO / PROVINCIA DE SANTA FE
(Cuna de la Historia Argentina)
1527 - 9 DE JUNIO - 2010



La Primera Población de la República Argentina

El Fuerte Sancti Spiritus es el primer establecimiento del actual territorio argentino…

Academia Nacional de Historia (acta del 12/5/1981)


La historia argentina comienza con estas maravillas. No hay en la historia del mundo un país que tenga unos orígenes tan sorprendentes, tan envueltos en misterios bíblicos y en las profundidades indias como la historia argentina. Tharsis, Ophir, La Sierra y el Río de la Plata.

Enrique de Gandía. (LA NACION, octubre 1977)


No perdemos la esperanza que algún día todos los argentinos nos uniremos para honrar como se merece el lugar en donde comenzó a vivir a la vida civilizada esta patria nuestra que tanto amamos. No somos los primeros en expresar ese anhelo: nuestro colega y amigo, el doctor Calixto Lassaga, publicó el 1 de enero de 1929 en el diario La Capital de Rosario, un artículo sobre Caboto en que declara que “merece por cierto, que en forma plástica se perpetúe el recuerdo de sus hazañas tan trascendentales y tan benéficas para el desarrollo de nuestro comercio y de nuestra sociabilidad…
A iniciativa nuestra, la Junta de Historia y Numismática Americana, Filial Rosario, se ha propuesto auspiciar con el fin de que se perpetúe de algún modo, en el solar del antiguo fuerte de Caboto, la memoria de la más antigua población argentina.

Enrique de Gandía
“El Primer Clérigo y El primer Obispo del Río de la Plata”. 1934



Y fue precisamente en esa tierra feracísima, encerrada entre el Carcarañá y el Coronda, asiento del primer fuerte, Sancti Spiritus, fundado por Caboto, donde se sembró un puñado de semillas de trigo, que permitieron recoger dos cosechas; las primeras cosechas de trigo levantadas en todo lo que es hoy nuestra patria. La conmemoración de los 450 años de la fundación de Sancti Spiritus, reclama una trascendencia nacional…

Zapata Gollán (EL LITORAL, junio 1977)


Así transcurrió la vida en el pequeño pueblo, en perfecta paz durante casi dos años y medio. Sancti Spiritus fue, pues, la primera auténtica población de nuestro territorio.

Hugo L. Sylvester (La increíble historia de Sancti Spiritus)


“Como vemos, el solitario rincón del Fuerte Sancti Spiritus, fue tierra de alumbramiento: evangelio, raza, agricultura y, para que nada le falte a la gesta, hasta los dolores de la tragedia padeció. Todo eso hace acreedor al solar de la antigua colonia, a los honores del monumento recordatorio del primer episodio triguero en potencia en suelo argentino, y que la opulencia de Santa Fe, que es la riqueza del trigo, no puede olvidar los orígenes modestos del cereal que le dio prestigio y fama de granero del Paraná. Sea un azar del destino (Gaboto) con el correr de los siglos, el hecho real es que aquellas pocas espigas que dorara el sol de diciembre de 1527 fueron precursoras de la grandeza económica de nuestra patria, por lo que no hay que olvidarlas”.

J. R. Báez.
“La Primera Colonia Agrohispana en el Río de la Plata” Sancti Spiritus, cuna de la Agricultura Platense, en Revista Argentina de Agronomía Tomo II – 1944.


1527. Sebastián Gaboto y sus compañeros establecen en Sancti Spíritus la primera población cristiana en el Río de la Plata. (Pag. 49)
Aún hoy, a través de cuatro siglos, se conservan vestigios de aquella primera fundación española que ha dado orígen al nacimiento de las tres repúblicas del Plata. (Pag. 73).

Eudoro y Gabriel Carrasco (Anales de la ciudad de Rosario de Santa Fe, con datos generales sobre Historia Argentina, 1527-1865). Ed. 1897


Cerca de este lugar (Rosario) fue donde en esta Provincia se enarboló por primera vez el estandarte de nuestra redención, pues por aquí fue donde en el año 1527 Sebastián de Gaboto levantó la primera fortaleza en nombre del Rey de España, a la que llamó de Sancti Spíritus; sin duda porque desde que embocó con sus navíos por el Río de la Plata (hasta entonces de Solís) no encontró paraje más agradable para el designio de poblar, que aunque primero arribó al Río de San Salvador en la banda del Norte del de la Plata y allí se fortificó, parece quo no llevó mira de poblar allí, sino, de resguardar los navíos que dejaba mientras que iba a descubrir Paraná arriba; esto se infiere de que aquella fortaleza no le dió nombre, sino solamente al río, y a esta sí que no sólo tuvo el de Sancti Spíritus, sino, también el de Gaboto, nombre que hasta el día de hoy conserva el lugar en que estuvo dicha fortaleza, y cuyas ruinas aún se reconocen.

Pedro Tuella.
Relación histórica del Pueblo y Jurisdicción del Rosariode los Arroyos en el Gobieno de Santa Fe. 1801


Se ha escrito mucho sobre la desobediencia de Gaboto a Carlos V, ya que en lugar de ir a las Molucas decidió internarse en el Paraná, pero en mi opinión no hizo más que interpretar el espíritu de las instrucciones del emperador, pensando que iba a encontrar en América lo que se le había mandado buscar en Oriente. Pero es cierto también que mi opinión es interesada, porque el fuerte de Sancti Spiritus fue fundado, casi sin ninguna exageración, enfrente de mi casa.

Juan José Saer (El río sin Orillas)


Lo indígena, lo español y lo gauchesco –lo que creíamos muerto en la realidad histórica— sobrevive en las almas, creando la verdadera historia de nuestro país, o sea la conciencia de su cultura.

Ricardo Rojas


Lugar Histórico Fuerte Sancti Spíritus.
9 de Junio de 1527.
En este lugar fundó Sebastián Gaboto
la primera Población del Río de la Plata.
Comisión Nacional de Museos y
Monumentos Históricos. Ley 12665.



Pienso que de acuerdo con nuestra tradición, en la que cuenta más el suelo que la sangre, el primer hecho histórico ocurrrido en nuestro territorio lo fue la fundación del Fuerte Sancti Spiritus y por esa razón "la historia Argentina comienza en 1527". Y si alguien creyese que este hito corresponde a la historia española, lo cedo graciablemente en homenaje a la madre patria, pero lo reinvindico en favor de los caciques Mangoré y Siripo, algunos de cuyos descendientes todavía deben andar por los caminos de la patria, ayudando a construir su grandeza.

Amadeo P. Soler

martes, 25 de mayo de 2010

EL RINCON DE GABOTO EN 1810 Y AÑOS POSTERIORES (con motivo del BICENTENARIO)


La historia argentina no será nunca debidamente escrita mientras todas y cada una de las provincias que componen la República no tengan la propia historia de su origen y de su desarrollo, de la tendencia de sus sociedades, de las ideas políticas de los ciudadanos que las habitaron, de sus relaciones con los pueblos hermanos y de la influencia, más ó menos decisiva, que hayan podido tener, como componentes del cuerpo nacional, en la vida de la República.


Ramón Lassaga (1896)



Los gaboteros, por su sistema de vida, por su apego al terruño, obedecían a un mandato telúrico y la autoridad del Virreynato les llegaba esporádicamente por vías de dictados administrativos. Eran argentinos, en el sentido nato de la palabra, antes del 25 de mayo de 1810. El Rincón de Gaboto contaba aproximadamente con más de 500 habitantes, el Pago de los Arroyos (Rosario) más de 900, Santa Fe 7.000 y toda la provincia alrededor de 20.000.



Los albores de 1810 y la continuidad histórica

En el lugar donde comenzó la Historia Argentina en el año 1527, los hechos de Mayo y posteriores se vivieron casi naturalmente.
Los españoles residentes en el Rincón de Gaboto (espacio geográfico ubicado al norte del río Carcarañá hasta el arroyo de Monje) al clausurarse el siglo XVIII eran muy pocos. La iniciativa para todas las actividades corrían por cuenta de los criollos y los mestizos. Las ocupaciones eran todas de naturaleza autóctona y para desempeñarlas había que estar arraigado, profundamente en la tierra. El elemento nativo se ocupaba de todo y quedaban libradas al extranjero las tareas propias del comercio y de la cultura.
Por eso, el primer grito de libertad los tomó tal cuales eran. Los mismos criollos y mestizos que tenían el manejo de la cosa pública siguieron manejándola. Y si no, véanse los funcionarios de las postas que subsisten hasta después del acta de la Independencia. Tomaron conciencia de los hechos acaecidos en la Metrópoli, y en Tucumán y siguieron incorporados al esfuerzo que como Nación ya estaban fraguando de antemano. Decididos, se adhirieron a la campaña de emancipación americana y muchos de ellos se incorporaron al paso de las columnas del General Manuel Belgrano. Quienes no participaron en las luchas armadas fueron entusiastas espectadores de esos hechos, en lo que les tocaba directamente, por estar ubicadas sus viviendas en la arteria principal (Camino Real) que conducía a los realistas de Buenos Aires al Paraguay y viceversa.

Mapa del grabador y cartógrafo español, Juan de la Cruz Cano y Olmedilla de 1775 publicado en 1799, donde se observa el Rincón de Gaboto (espacio geográfico ubicado al norte del río Carcaraña hasta el arroyo de Monje) destacándose la población Calchaquí, formada como Reducción de aborígenes que tuvo vigencia en buena parte del siglo XVIII, y que en los albores de 1800 previo a la gesta de Mayo ya se encontraba menguada y la población se aglutina en torno de las posta. Se observa también que toda la amplia zona del litoral aparece formando parte de la Pcia. o Gobierno de Buenos Aires.


Llegan noticias de Europa y de Buenos Aires


Baltasar Hidalgo de Cisneros era un marino con experiencia en el combate. Llegó como virrey del Río de la Plata con grado de almirante y cierta sordera que cargaba desde la Batalla de Trafalgar, donde estuvo en el navío Santísima Trinidad.
La Junta Suprema de Sevilla lo nombró Virrey, en 1809, en reemplazo de Santiago de Liniers. El 27 de mayo de 1808 se había elegido en Sevilla la Junta Suprema de España e Indias, que gobernaba en nombre de Fernando VII y le declaró la guerra a Napoleón Bonaparte el 17 de junio.

El Virrey Cisneros hizo conocer al Gobernador de Santa Fe noticias sobre el curso de la invasión francesa a España mencionando, para estimular su patriotismo, las acciones españolas que inmortalizaron a la ciudad de Génova. (1)

Era pequeño el pueblo de Gaboto para que esas noticias trascendieran y fueran asimiladas por los pocos españoles que lo regenteaban. Los días corrían allí plácidamente acompañando el murmullo de la corriente de sus ríos.

No se estremecieron los habitantes con la encendida proclama de la Primera Junta de Mayo “A los habitantes de Buenos Aires y de las provincias de su superior mando”, emitida el 26 de mayo de 1810 y suscrita por MANUEL BELGRANO y el doctor MARIANO MORENO. El deseo expresado en la Proclama acerca de la conservación de nuestra Religión, la observancia de las leyes vigentes, la prosperidad común y la adhesión a FERNANDO VII, no llegó en seguida a Puerto Gaboto.

En Santa Fe el aviso fue recibido por el Teniente de Gobernador PRUDENCIO MARIA GASTAÑUDUY el 5 de julio, se presume que a Rosario llegó el 14 ó 15 de junio (2). Los titulares de la posta del Río Carcarañá tendrían ya la información; pero no los documentos del acontecimiento.

La Gobernación de Santa Fe adhirió a la comunicación de la Junta e informó a ésta “que sin pérdida de instantes ha distribuido las correspondientes órdenes y formado las disposiciones convenientes para el puntual efecto de las que V.E. se ha dignado comunicarle” (3). No se aclara de qué tenor fueron las órdenes y a quiénes iban dirigidas. Estimarnos que éstas se han de haber cursado a lugares donde había muchos españoles que podían tener ideas divergentes. Puerto Gaboto era pueblo de indios y mestizos, sin relevancia política.

Particularmente el Gobernador tenía sus convicciones acerca del acatamiento por la sumisión que se debía al Príncipe (4) y en esa tendencia debían estar muchos españoles.

Llegado el momento de elegir diputado por Santa Fe a la Junta, se produjo un incidente con respecto a la presunta persona elegible, en el que participó don JUAN FRANCISCO TARRAGONA que a la postre fue electo diputado. Este quería que en la elección participaran electores así fueran de la campaña. Al comentar JUAN ALVAREZ este episodio expresa que “las gentes de Rosario, Coronda y otras LOCALIDADES no fueron oídas ni anoticiadas con tiempo de lo que iba a hacerse” (5).

En resumen, la Revolución de Mayo en Puerto Gaboto pasó casi inadvertida, fue una transición del poder político del Virrey a una Junta de Gobierno, sin implicancias en lo administrativo, pues los funcionarios nacionales, postas por ejemplo, siguieron en función hasta 1816 con acatamiento a las nuevas directivas.


El paso del General MANUEL BELGRANO

No todos los españoles aceptaban desprenderse del poder real ya sea por un espíritu de amor hacia la Madre Patria, por la sumisión que se debía al Príncipe como lo proclamó GASTAÑUDUY, por rechazo a las ideas políticas contrarias que nos venían de Francia, por intereses económicos o por otros que podrían hacer perder prebendas o canonjías. En el Paraguay los realistas contaban con numerosos adeptos. Se pensó en el General MANUEL BELGRANO como elemento capaz de llevar a feliz término una “expedición que tendría como objetivo propagar las ideas de la Revolución de Mayo y apoyar a los patriotas paraguayos para que neutralizaran o anularan la acción conspirativa de los partidarios del Rey”. (6)

Se armó la expedición cuya concentración principal debía hacerse en San Nicolás de los Arroyos. Santa Fe no esperaría que pasasen por allí las tropas de BELGRANO para incorporar sus contingentes, sino que, con anticipación, un día antes que llegara el General a San Nicolás, “el 27 de septiembre de 1810 las fuerzas de Cardoso y algunos voluntarios de los pagos de San Lorenzo y Coronda llegaron a San Nicolás» (7). ¿Por qué no del Rincón de Gaboto situado entre ambos pagos, o estarían esperando el paso de BELGRANO para incorporarse? No tenemos nóminas de reclutas o voluntarios; pero GIANELLO duda que no se haya contagiado el entusiasino de los vecinos de paso al decir “así reforzado continúa su marcha hacia Santa Fe. En el trayecto se le incorporan, aisladamente, o en pequeñas partidas, gauchos de la provincia que quieren ofrecer sus vidas a la patria”.

A su paso por Gaboto estaban a cargo de las postas don JUAN MARTIN DE ZELADA y don MANUEL ANTONIO ZABALA Y GODOY. Es muy probable que el encargado del paso del Carcarañá don MANUEL ANTONIO ZABALA Y GODOY haya ayudado a cruzar el río en el lugar, a las tropas del General, paso que se hacía en una especie de vado cuando el río no estaba muy crecido, siguiendo ciertas instrucciones. Es importante asociar la memoria de BELGRANO a la más antigua fundación del Río de la Plata, el fuerte Sancti Spiritus y vincular la idea que el creador de nuestra Bandera Nacional, tuvo en 1804 en la Secretaría de la Junta del Consulado de hacer allí el puerto terminal del proyectado canal al Paraná.


Ecos del combate de San Lorenzo.

(3 de Febrero de 1813)

No tuvo necesidad el General SAN MARTIN de llegar hasta Puerto Gaboto pues las tropas realistas desembarcaron en San Lorenzo, a pocos kilómetros del Carcarañá. El tránsito de personas, caballos y vehículos de paso de y hacia Santa Fe era nervioso. Apuntaremos sólo dos casos de ida y vuelta. De ida hacia San Lorenzo anotamos el pasaje del cirujano don MANUEL RODRIGUEZ Y SARMIENTO enviado por las autoridades santafesinas en socorro de los heridos en el combate de San Lorenzo, incluso para atender al propio General SAN MARTIN. FEDERICO CERVERA (8) expresa: «El cirujano que de Santa Fe partió en la media noche del día del combate con su carretilla (carro tirado porcaballos, más pequeño que la carreta de bueyes) era don MANUEL RODRIGUEZ Y SARMIENTO en su carácter de Cirujano de Ejército. La llegada de RODRIGUEZ al Convento de San Lorenzo debe haberse producido el día 4 de febrero a mediodía, posiblemente antes que llegara el otro médico que se hizo presente ese día para atender a los heridos». «Don MANUEL RODRIGUEZ permaneció en San Lorenzo aproximadamente una semana hasta la llegada de ARGERICH».

Buen servicio ha de haber prestado la posta del Carcarañá para el recambio de caballo o caballos y buen apuro han de haber tenido para continuar el viaje a San Lorenzo en seguida dadas las circunstancias. No digamos como una exhalación pero sí muy rápido se habrá cumplido el paso del Carcarañá. Ya de regreso, el cirujano RODRIGUEZ habrá tenido tiempo de comentaren Gaboto las noticias halagadoras del triundo de nuestro Libertador y proseguir tranquilamente el viaje en su carretilla.

El 2 de febrero de 1813 llegó a San Lorenzo en viaje de Buenos Aires a Santa Fe el inglés GUILLERMO P. ROBERTSON: se encontró con SAN MARTIN y no pudo pernoctar la noche entera. Este personaje se hizo famoso por sus memorias y debido al referido encuentro del cual él anota los pormenores. En previsión de que la suerte de las armas le fueran desfavorables SAN MARTIN ofreció a su amigo ROBERTSON un caballo, en estos términos: ”Le, daré un buen caballo y si ve que la jornada se decide contra nosotros aléjese lo más ligero posible. Usted sabe que los marinos no son de a caballo” (9). No hizo falta el ofrecimiento: el inglés partió después del combate hacia Santa Fe, conduciendo su pesado carromato rumbo al Paraguay, acompañado de un sirviente y llevando regular cantidad de mercadería, siguiendo el camino de las postas, cuyo primera, la del Río Carcarañá disfrutó del paso y de las palabras de este caballero inglés.


Los especialistas toman el pulso

a la arteria del Carcarañá.

Pocos meses después de la declaración de Mayo comenzaron a buscar la persona a la que habría de encargarse la exploración del Carcarañá. La consiguieron y pasaron el nombre a la Primera Junta, fue el Capitán don JOSE DE LA PENA. Era español y competente. La Junta le concedió una partida y con ella «compró dos barcos, de los cuales uno va deshecho para armarlo a la vuelta. Lleva nueve o diez marineros paraguayos y todo lo necesario para el viaje» (10). Con esta información nos basta para decir que PEÑA y su tripulación partió desde Las Conchas para embocar en el Carcarañá, justo en Puerto Gaboto y desde allí subir la corriente hasta alcanzar su destino. Hizo su plano topográfico hasta el Paso de Ferreyra y la memoria descriptiva, dejando así sentado el principio de la navegabilidad del río con los reparos de la falta de agua en algunos trechos según las temporadas o el exceso en tiempos de creciente.
PEÑA ha de haber estado contento por tocar con sus manos la primitiva historia de un país del que él tomaría años después carta de ciudadanía; los paraguayos, más aún, por encontrarse en un medio guaranítico, con hombres y mujeres con atributos de su tierra. Cuando se fueron, alguien o algunos desde las barrancas le habrán hecho las señales del adiós, con la esperanza de que la misión del explorador abriera la boca del Carcarañá a las más optimistas y grandiosas perspectivas.
El viaje del Capitán de la PEÑA fue un viaje empinado, aguas arriba, cuyos resultados no pudieron ser aprovechados debido a la falta de interés de los habitantes de los pagos cordobeses según lo expresa el propio DEAN FUNES, convencido de la factibilidad de su idea pues él mismo había visto y palpado el arribo a Fraile Muerto (Bell-Ville) de un barco cargado de tabaco de un empresario, que desde Corrientes quiso aprovecharse del subido precio a que corría a la sazón este deseado artículo» (11).

La experiencia del piloto JOSE DE LA PEÑA, navegante del Paraná desde Las Conchas a Puerto Gaboto, sirvió para que el Gobierno, poco después, le hiciera medir a este talentoso piloto el ancho del Paraná frente a Rosario con el fin de tomar las providencias para atajar a los buques españoles con los fuegos de una batería en la margen derecha del Paraná (12).


Importancia militar del Rincón de Gaboto (Una escaramuza).

Desde la segunda década del siglo el Rincón de Gaboto comienza a tener importancia en el orden militar habida cuenta que la Revolución de Mayo trajo como consecuencia la lucha entre patriotas y realistas e inclusive desavenencias entre los jefes militares. Para demostrar esta tendencia citaremos sólo los hechos, sin entrar en la cronología, que nos llevaría mucho tiempo, dadas las explicaciones previas generales que tendríamos necesidad de hacer. Para empezar diremos que al levantarse en Rosario las baterías Independencia y Libertad (junto a la creación y primer juramento de la Bandera Nacional por el General Manuel Belgrano el 27 de Febrero de 1812), su arsenal se trasladó a Entre Ríos, vía Santa Fe. Las 600 bombas de ese arsenal fueron llevadas en carretones hacia Santa Fe. Trabajo peligroso éste de los explosivos, en el que debía tenerse sumo cuidado. Felizmente llegaron a destino sin dificultad. Barquinazos, golpes, chispas, todo hacía peligrar el delicado cargamento que pasó indemne por el paso del Carcarañá con un poco de susto por las posibles explosiones o por la posibilidad de que la pólvora se mojase al atravesar el Carcarañá. Pero peor es esperar algo malo de parte de la mano humana cuando ésta buscaba pelea, corno ocurrió con el paso del militar TERRADA, cuya tropa estaba dispuesta acometerdesmanesporcuanto los soldados, borrachos por acostumbrarniento. eran pendencieros y no muy proctives a respetar a las mujeres.
El gobernador ESTANISLAO LOPEZ era afecto a transitar por nuestros pagos y el Carcarañá le sirvió de repliegue a sus tropas cuando debieron regresar del Rosario ante el acosamiento de BALCARCE. Otros personajes del ejército que supieron el camino del Rincón de Gaboto, DIAZ VELEZ, VIAMONTE y RAMIREZ, repercuten en nuestros oídos porque lo hemos leído en las historias. A ellos les habrá quedado el recuerdo del Carcaraflá y de su poblado.
No en balde BALCARCE en el año 1818 eligió como campamento a la boca del Carcarañá para pensar y dirigir desde allí su estrategia. Recogemos su mensaje dirigido al Directorio, que dice así:
«Por acta solemne, celebrada por los vecinos de la Capilla del Rosario a consecuencia de orden mía, quedan sometidos a mis órdenes ínterin exista al mando del Ejército dentro de esta provinciáy entretanto el gobernador de Santa Fe por medio de sus representantes reconoce y se incorpora al de las Provincias Unidas». Firmado: JUAN RAMON BALCARCE, 18 de noviembre de 1818 en el Carcarañá. (13)
Empero, a BALCARCE no le fue bien en su campaña, pese a haber ocupado Santa Fe. Salido de allí huyendo porque lo acosó LOPEZ con sus montoneras. «El 10 de diciembre de 1818 ya estaba BALCARCE y su gente de nuevo en Puerto Gaboto donde continué con sus desmanes (robo de ganado vacuno en las estancias, arreo de bueyes, ovejas, robo de carretas y depredaciones generales) y aquel informe al Directorio, redactado apenas 32 días antes pisando el territorio más antiguo de las Provincias Unidas había quedado invalidado porque ESTANISLAO LOPEZ no reconoció ni se incorporó a estas provincias como el invasor había previsto; y los vecinos del Rosario que firmaron el apoyo a la política porteña “a consecuencia de orden mía” tampoco lo aplaudieron a su regreso y sufrieron civilmente el escarmiento de ver humear sus casas, sus ranchos y sus chozas, consumidos por las teas indiscriminadas que lanzaron las manos ofuscadas de los perdidosos sobre los techos pajizos.
Nos detenemos un poco en BALCARCE pues su presencia en el Carcarañá dio lugar a una escaramuza.
Fue en ocasión del repliegue de la gente de LOPEZ y el avance de BALCARCE. Las tropas de LOPEZ tomaron posiciones en la margen norte del río -el General estaba a la sazón en Fraile Muerto (Bell Ville) combatiendo a BUSTOS- mientras que las de BALCARCE en la orilla sur.
Banda a banda se comprometió un fuerte escopeteo y la lucha se inclinó en favor de las tropas de Buenos Aires. La columna de LOPEZ, agazapada en las barrancas del Carcarañá, no pudo amedrentar con su aspecto a sus antagonistas. Los gauchos vestidos de chiripá colorado y botas de potro, sus cascos cabeza de burro con las orejas enhiestas, sus lanzas, sables, carabinas y boleadoras y el sombrero con plumas de avestruz; y los indios con cuernos, chuzas emplumadas y trompetas, ofrecerían un aspecto acorde con el entomo indígena del lugar. No pudieron resistir y los porteños pasaron al lado norte para acampar en Puerto Gaboto.
Un mes antes BALCARCE había mandado al Coronel SAENZ comandando una división de 500 hombres hasta el Rincón de Grondona, enfrente al de Gaboto; pero desde allí éste se corrió por la margen sur del Carcarañá rumbo a Fraile Muerto para auxiliar a BUSTOS y pasó de largo. Testigo de su recorrida las barrancas del río y sus curiosos habitantes gaboteros.
LOPEZ, que estaba en Fraile Muerto, vino de regreso y tuvo conocimiento de la invasión a la altura del Carrizal (Puerto Gaboto). BALCARCE se alarmó y para no ser tomado por la retaguardia se dispuso repasar el Carcarañá. Al comprobar que LOPEZ regresaba a Santa Fe decidió el 20 de noviembre a las 2 de la mañana atravesar de nuevo el Carcarañá con todo su ejército para perseguir a los santafesinos.
Lo demás es historia de la guerra del litoral (1817 - 1819) magistralmente descripta por BARTOLOME MITRE en su «Historia del General Belgrano» (14).

Basado en textos del

historiador Amadeo P. Soler.

N
OTAS

(1) SANTILLAN, ABAD DE. «Historia Argentina». Buenos Aires, 1961, pág. 403.
(2) DEMARCO Y ENSINCK. «Historia de Rosario», Rosario, 1978, pág. 48.
(3) GIANELLO, LEONCIO. «Historia de Santa Fe», Lanús, 1978.
(4) ALVAREZ, JUAN. «Historia de Rosario», Rosario, 198 1, pág. 176.
(5) DEMARCO Y ENSINCK. Obra citada, pág. 42.
(6) SANTILLAN, ABAD DE. Obra citada, pág. 440.
(7) GIANELLO, LEONCIO. Obra citada, pág. 182.
(8) CERVERA, FEDERICO G. «Historia de la Medicina en Santa Fe», Santa Fe, 1974, pág. 183.
(9) CASTRO ESTEVEZ, RAMON. «San Martín y la histórica posta de San Lorenzo» en Revista de Correos y Telégrafos N25, Buenos Aires, 15/9/939.
(10) ALTAMIRA, LUIS ROBERTO. «El Deán Funes y el Río Tercero» Córdoba, 1949, pág. 35.
(11) DEAN FUNES. «Navegación del Río Tercero» en «El Argos» de Buenos Aires, N 64 del 918/1823.
(12) DEMARCO Y ENSINCK. Obra citada, pág. 45.
(13) ALVAREZ, JUAN. Obra citada, pág. 253.
(14) MITRE, BARTOLOME. «Historia del General Belgrano», Buenos Aires, 1950, pág. 530 y siguientes.





Thomas Falkner (1702 – 1784)

Fue un sacerdote jesuita, uno de los primeros etnólogos que actuó en lo que luego sería la Argentina, donde permaneció casi cuarenta años. Sirvió como misionero, realizó numerosas exploraciones y acopió gran cantidad de información sobre los indígenas, la fauna, la flora y los accidentes naturales del territorio. Estudió medicina en la Universidad de San Andrés de Edimburgo. Allí, Falkner fue alumno del prestigioso anatomista Richard Mead, y de Isaac Newton.

En el año 1752 llegó a la Estancia San Miguel (actual pueblo Andino, Santa Fe) para hacerse cargo de ella el padre TOMAS FALKNER, convivió en el Carcarañá hasta el año 1756. Su gente, formada por indios, mestizos, negros, mulatos y zambos, realizaban una labor muy especial ya sea en el casco como en los puestos, y debido a la ocupación especial y principal de la ganadería, los puesteros, reseros y peones configuraban un heterogéneo conjunto de criollos, gauchos, mestizos e indios, con gran movilidad, de modo que el estar en Andino, sus puestos o Puerto Gaboto era de poco tiempo y desplazamiento, generándose una vida social muy vinculante.

FALKNER era un gran amante a la paleontología y su destino le dio la oportunidad de vivir en el paraíso de los fósiles: el río Carcaraná. En 1774, a los 72 años, dio a conocer su obra Descripción de la Patagonia y de las partes contiguas de la América del Sur, de carácter etnográfico, que escribió en gran medida basado en su memoria. En ella incluye el mapa Patagonia, Chile y Río de la Plata. En este fragmento se observa con precisión la ubicación de la Estancia San Miguel y de Gaboto a la orilla del río Carcarañá.



Mapa de las Provincias Unidas de La Plata, Banda Oriental y Chile, de 1834 de John Arrowsmith. En el Rincón de Gaboto, sobre el Camino Real se observan los nombres de Calchaquí o Carcarañá (posta del Carcarañá) y aún 300 años después algunos continuaban llamando a la población de la boca del Carcarañá como Fuerte Sancti Espiritu.



Mapa de Martin de Moussy (1869)

Martin de Moussy (1810 - 1869) fue un naturalista francés que fue convocado por el presidente general Justo José de Urquiza de Argentina dirigiéndose a Paraná en 1854 como geógrafo en una expedición de exploración del territorio de Argentina. Los resultados de Moussy, fueron esperados por Urquiza, presentando así el gran potencial económico de la Argentina a Europa.

Moussy pasó cinco años en la expedición, que viajó más de 20.000 km, cubrió Paraguay, Misiones, Chaco, el norte de la Patagonia, las montañas de los Andes, la mayor parte de de Chile, y del sur de Bolivia, y exploró los ríos Uruguay y Paraná. Durante ese tiempo Moussy acumuló observaciones innumerables respecto a la Historia natural, Geología, Geografía, Meteorología, además de centenares de cálculos astronómicos y de datos etnográficos. El resultado de sus investigaciones fue la Description Geographique et Statistique de la Confederation Argentina (1860-1864) con su atlas importante (1869) de los mapas físicos y políticos a doble página y de los planes de todas las provincias y territorio argentino.

En este extraordinario mapa de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos (fragmento) se observan en el Rincón de Gaboto demarcadas dos postas sobre el Camino Real, una ubicada hacia el sur sería la Posta o Paso de Carcarañá y hacia el norte la Guardia de Carcarañá, más cercana al pueblo. Se observan también referencias de batallas ocurridas en el teritorio santafesino con el dato de las fechas de las mismas: en cercanías de San Lorenzo el Combate de San Lorenzo (1813) y la Batalla de Punta Quebracho (1845), al sur La Batalla de Pavón (1861) y las Batallas de Cepeda (1820 y 1859, sobre el limite con la provincia de Buenos Aires).




La provincia de Santa Fe hacia la Autonomía

El 10 de febrero de 1811 se crearon las juntas provinciales, instalada por Manuel Ruiz en Santa Fe el 23 de julio de 1811, Estuvo constituida por: José Ignacio Echagüe y Francisco Alsogaray. El 14 de febrero de 1812 asumió como teniente de gobernador el teniente coronel Juan Antonio Pereira, quien por oden del Primer Triunvirato disolvió la junta provincial.
El 5 de diciembre de 1812 asumió como teniente de gobernador el coronel Antonio Luis Beruti.
El 27 de febrero de 1812 Belgrano estableció las baterías Libertad e Independencia a orillas del río Paraná, en Rosario e hizo jurar ese día por primera vez la bandera nacional a sus soldados.
El 3 de febrero de 1813 en las costas del Convento de San Lorenzo, el general José de San Martín libró su único combate en territorio argentino, que casi le cuesta la vida. En junio de 1813 se hizo cargo de la tenencia de gobierno Luciano Montes de Oca hasta febrero de 1814, cuando le siguió brevemente el coronel Ignacio Álvarez Thomas y el 9 de mayo Eustaquio Díaz Vélez. El 20 de marzo de 1815 las fuerzas artiguistas comandadas por Manuel Francisco Artigas, Eusebio Hereñú y la flotilla fluvial de Luis Lanché desembarcaron en Santa Fe; tres días después, Díaz Vélez abandonó la ciudad.
El 2 de abril — mientras el gobierno central de Carlos María de Alvear caía por la rebelión de Álvarez Thomas (a la sazón al mando de un ejército enviado hacia Santa Fe para combatir a José Gervasio Artigas) — el jefe de la milicia local, Francisco Candioti, se hizo cargo pacíficamente del gobierno por nombramiento del cabildo, iniciando así la era de Santa Fe como provincia autónoma. El 26 de abril de 1815, la elección de Candioti fue ratificada por una elección popular. Esta etapa fue corta, ya que Candioti estaba enfermo y el 25 de junio lo suplantó interinamente Pedro Tomás de Larrechea, falleciendo Candioti el 27 de agosto.
Durante el interinato de Larrechea llegó desde Buenos Aires a Santa Fe al frente de un Ejército de Observación de 3.000 hombres el general Juan José Viamonte, quien influyó para que el 2 de septiembre de 1815 el Cabildo santafesino restableciera la dependencia del gobierno de Buenos Aires, nombrando a Francisco Tarragona como teniente de gobernador.
Sin embargo, luego de la sublevación de Añapiré del 2 de marzo de 1816, los caudillos Mariano Vera y Estanislao López pusieron sitio a la ciudad, capitulando Viamonte el 21 de marzo. Depusieron al teniente de gobernador y proclamaron la soberanía de la provincia y su ingreso a la Liga de los Pueblos Libres, de Artigas. El 9 de abril de 1816 fue firmado el Pacto de Santo Tomé, entre las fuerzas artiguistas y el general Eustoquio Díaz Vélez. El 10 de mayo de 1816, Vera fue elegido gobernador y designó a López como comandante de armas.

El 28 de mayo de 1816 se firmó un tratado entre representantes de Buenos Aires y de Santa Fe por el que se acordó que Buenos Aires reconocería la autonomía de Santa Fe, fijando el límite entre ambas en el arroyo del Medio:
Artículo 1°. Se reconocerá por Buenos Aires, libre e independiente a la provincia de Santa Fe, hasta el resultado de la Constitución que debe dar el Soberano Congreso. Su territorio queda demarcado en el Arroyo del Medio: le serán dependientes los fuertes de la Esquina y Melincué, y el de Mercedes si se justifica haver sido de esta jurisdiccion (...)

Tras derrotar sin lucha una revolución en su contra, Vera presentó la renuncia a su cargo el 14 de junio de 1818. Tras varios días de indefinición, López asumió como gobernador el 1 de julio de 1818, siendo ratificado como gobernador el 8 de julio de 1819.
En 1818, López dictó una constitución provincial de carácter fuertemente conservador, luego de rechazar un proyecto propuesto por una asamblea provincial. Durante las luchas civiles de 1820, las tropas santafesinas fueron decisivas en la derrota del ejército porteño centralista. Así, con el tiempo, López fue convirtiéndose en el Patriarca de la Federación, estableciéndose como referente del partido Federal hasta su muerte en 1838.

Fuente: Wikipedia.

sábado, 20 de marzo de 2010

DESCUBRIENDO LOS SECRETOS DEL PARANA


EXPEDICIONES CIENTIFICAS Y CRONISTAS EN LA REGION DEL PARANA/PARAGUAY. RELACIONES DE VIAJES


DESCUBRIENDO LOS SECRETOS DEL PARANA


El navegante veneciano Sebastián Gaboto al servicio de España fue el precursor en adentrarse en los misterios del río “pariente del mar”.



Juan Díaz de Solís, abre las aguas



Color del textoEl olor de esos ríos es sin par sobre esta tierra.

Es un olor a origen, a formación húmeda

y trabajosa, a crecimiento.

Juan José Saer. El Entenado

Color del texto


En febrero de 1516 se produce el descubrimiento del río de la Plata por Juan Díaz de Solís (llamado por él Mar Dulce, luego río de Solís en su homenaje). En búsqueda de un paso interoceánico Solís penetró en las aguas del estuario (anteriormente varios navegantes merodearon la región), navegó junto a las costas hoy uruguayas, desembarcó a la altura de la isla Martín García y fue muerto por los aborígenes del lugar. De los que desembarcaron junto a Solís, sólo sobrevivió el grumete Francisco del Puerto, de 14 años, quien convivió más de diez años con los naturales, sumando importantes conocimientos sobre lenguajes, costumbres de las distintas tribus y geografías de la región. Casi 11 años después, al pasar la expedición de Sebastián Gaboto, el joven Fancisco del Puerto se presentó, pasando a formar parte importante de la misma como lenguaraz. Este singular personaje inspiró entre otros al escritor santafesino Juan José Saer en su libro “El Entenado”.



La expedición descubridora y fundacional

de Sebastián Gaboto de 1527


…entrando por el Río de Solís iríamos á dar en un río

que llaman Paraná, el cual es muy caudalosísimo

y entra dentro en este de Solís con 22 bocas.

Luis Ramirez, Carta-relación de viaje.


"La epístola es, acaso, el único género literario que podía prosperar en los primeros momentos de la colonización".

Ricardo Rojas



Sebastián Gaboto, Capitán General y Piloto Mayor del Reino de España, nació en Venecia, el 20 de enero de 1479, hijo de Juan Gaboto, genovés de origen, descubridor del norte de América. Profundo conocedor de las artes náuticas, se rodeó de eficaces colaboradores para emprender su gran empresa sudamericana y trajo consigo a calificados compañeros españoles de Andalucía, Aragón, Asturias, las dos Castillas, Cataluña, Extremadura, Galicia, León, Navarra, Países Vascos, Valencia, Islas Baleares y Canarias, y a sus treinta italianos, además de súbditos de Alemania, Córcega, Escocia, Grecia, Hungría, Inglaterra, Irlanda, Países Bajos, Portugal y Esclavonia. (como anticipando corrientes inmigratorias posteriores y nuestra identidad de crisol e razas).

El 3 de abril de 1526 zarpó del puerto español de San Lucar de Barrameda una expedición de poco más o menos 210 hombres al mando del Piloto Mayor del Reino y Capitán General Sebastián Gaboto. La armada con destino a las Molucas, al Catayo (China) o Cipango (Japón) hacia la Especería, estaba formada por cuatro naos: la “Santa María de la Concepción” al mando de Sebastián Gaboto; la “Santa María del Espinar” al mando del Capitán Rodrigo Caro; la “Trinidad” capitaneada por Francisco de Rojas y la carabela “San Gabriel” dirigida por el Capitán Miguel de Rifos.

Recorrieron la costa del Brasil, de Pernambuco hacia el sur, y al encontrarse con naúfragos de expediciones anteriores (especialmente la de Solís), se anoticiaron de la existencia de tierras maravilosas: la Sierra del Plata, el Imperio del Rey Blanco y el Lago donde duerme el Sol (que realmente eran el cerro Potosí, el Imperio del Inca -Perú- y el lago Titicaca). Luego de algunas discrepancias abandonaron el proyecto inicial y pusieron proa hacia la entrada del río de Solís, golfo de Santa María, el 23 de febrero de 1527. Penetraron en este río y se detuvieron luego en “San Lázaro”, del río Uruguay. De allí las naves de mayor calado, la “Santa María del Espinar” y la “Trinidad” fueron conducidas por el capitán Grajeda a un lugar sobre el río Uruguay que llamaron “San Salvador” o “Puerto de las Naos”.

En San Lázaro embarcaron a Francisco del Puerto, ex grumete de Solís, quien los condujo a la boca del Carcarañá, probable camino a la Sierra de la Plata.


Gaboto y el capitán Miguel de Rifos entraron al Paraná el 8 de mayo de 1527 por la boca del Paraná de las Palmas conduciendo la carabela “San Gabriel” y la galeota “Santa Catalina”.


Al llegar al lugar donde el río Carcarañá se encuentra con el río Coronda (brazo del Paraná) el día 9 de junio de 1527 (27 de mayo del calendario juliano), Sebastián Gaboto fundó sobre la margen izquierda del Carcarañá, a varios centenares de metros de la desembocadura, el fuerte de “Sancti Spíritus”, donde actualmente se encuentra Puerto Gaboto. En casi tres años de asentamiento (823 días) se unieron con la savia y sangre de la tierra del mayor centro de cosmopolitismo aborigen formado por Timbúes, Caracaraes, Corondas y Guaraníes. Construyeron el bergantín “San Telmo” y sembraron trigo por primera vez en nuestro territorio.


Desde la entrada al Paraná de las Palmas y el tramo por el Coronda hasta el Carcarañá, la expedición ya había navegado aproximadamente 480 km del majestuoso Paraná.


El 23 de diciembre de 1527, vísperas de Navidad, partieron en la galeota “Santa Catalina” al mando de Gaboto y Juan Alvarez como piloto, y en el bergantín “San Telmo” al mando de Miguel de Rifos y piloteado por Antonio Montoya, para explorar el río Paraná. Como expedicionarios se eligió a lo más granado del fuerte, a saber, gentilhombres, veedores y armadores. En total fueron convocados 130 hombres.


Es importante destacar que la ruta de navegación que siguieron fue por el río Coronda conocido como “río grande”. Recién se distingue con otro nombre, “río de Ayolas”, con la llegada de Pedro de Mendoza. El Coronda es en realidad un brazo del Paraná que se desprende del cauce principal para entrar nuevamente en él, con la particularidad de participar en la formación de la laguna de Coronda, conocida así por haber sido habitat de los indios Corondá. El brazo es fuerte y largo y al volver a su lecho madre lo hace a bastante distancia de la desembocadura del Carcaraña. De modo que este río constituye sólo un cambio de la ruta principal por una secundaria transitable para orillar Santa Fe.

Por su configuración (barrancas de la margen derecha) llama a engaño y acaso por eso se haya metido en el Sebastián Gaboto. Los hechos históricos posteriores, fundación de Corpus Christi por Ayolas y Nuestra Señora de Buena Esperanza por Pedro de Mendoza, en lugares de su curso, le dan un caracter principal, más aún teniendo en cuenta que por él descendió Juan de Garay desde Santa Fe para fundar una población donde estuvo Sancti Spíritus, intención frustrada por Jerónimo Luis de Cabrera, quien hizo allí su acta de fundación del puerto San Luis de Córdoba. Si bien el calado del Coronda nos es muy profundo era su suficiente para las embarcaciones de los siglos XVI y XVII, constituyendosé en la vía navegable de la época para este tramo del Paraná, luego reemplazada por el canal principal que sigue la costa entrerriana. La extensión aproximada del Coronda es de 90 km desde Santa Fe hasta su desembocadura.

Transcurrido el tramo del Coronda, el día 1 de enero de 1528 navegan junto a una isla que llamaron de Año Nuevo, luego conocida como Isla de los Pájaros y que en la actualidad ya no existe (en cercanías de La Paz). Se calcula que las naves avanzaban normalmente a razón del promedio de una legua y media por día. (algo más de 8 km por día).

A mediados de enero de 1528 se detuvieron en la isla de las garzas y luego pasaron en cercanías de una tribus de indios mepenes (aproximadamente entre el río Santa Lucía y Corrientes).

Llegaron hasta la desembocadura del río Paraguay en el que no se internaron sino que siguieron el curso del Paraná hasta llegar a un lugar que llamaron “Santa Ana” (26 de febrero de 1528), ahora Itatí, provincia de Corrientes. Allí permaneciero 30 días y recibieron noticias que para llegar a la Sierra de la Plata debían remontar el río barriento (Bermejo). Algunas versiones indican que durante ese tiempo de realizaron algunas travesías pasando Itá Ibaté y los saltos de Apipé impedieron la navegación (actual Yaciretá). Desandaron el Paraná y mientras Gaboto se quedó en la desembocadura del Paraguay (31 de marzo de 1528) Miguel de Rifos ingresó en este río. Al llegar a la entrada del Bermejo los indios agaces les tendieron una emboscada y mataron a 18 tripulantes inclusive al capitán Rifos y al tesorero Gonzalo Núñez de Balboa, hermano del descubridor del itsmo de Panamá y a su hermano Juan. El hecho habría ocurrido por una traición del lenguaraz Francisco del Puerto, del cual a partir del hecho nunca más se supo nada.


De regreso a Sancti Spíritus se encontraron en el camino con un bergantín conducido por el Capitán Dilego García de Moguer, frente a las islas Toropí de Corrientes, situadas entre Goya y Bella Vista (7 de mayo de 1528).

Este exigió a Gaboto le entregase el mando. Gaboto rechazó la pretensión y regresaron a “Sancti Spíritus” (20 de mayo de 1528).


La primera travesía por el Paraná había insumido seis meses en los cuales navegaron en total casi 1800 km incluyendo el recorrido por el Paraguay y el Bermejo.


No conformes con el resultado de la misma, Gaboto y García de Moguer, llegaron a un acuerdo para hacer una nueva búsqueda en conjunto.

Construyeron allí tres bergantines más y se lanzaron a una nueva excursión hasta el río Paraguay. Cuando ya estaban en el norte recibieron la noticia de que los indios se aprestaban a asaltar el Fuerte “Sancti Spíritus” y regresaron a su base. Su arribo coincidió con la llegada del Capitán Francisco César que había sido comisionado por Gaboto de hacer el camino por tierra adentro hacia el objetivo buscado. César dio noticias favorables sobre el encuentro de es llenas de oro y entonces Gaboto desechó la idea de llegar al país del Blanco por vía fluvial y planeó hacerlo por el camino señalado por Francisco César.



Un quimérico viaje fluvial a lo desconocido



el río principal que los indios llaman Paraná,

que quiere decir mar grande, tiene las islas mucho mayores…

Alonso de Santa Cruz. Islario General


Se ha escrito mucho sobre la desobediencia de Gaboto a Carlos V, ya que en lugar de ir a las Molucas decidió internarse en el Paraná, pero en mi opinión no hizo más que interpretar el espíritu de las instrucciones del emperador, pensando que iba a encontrar en América lo que se le había mandado buscar en Oriente. Pero es cierto también que mi opinión es interesada, porque el fuerte de Sancti Spiritus fue fundado, casi sin ninguna exageración, enfrente de mi casa.

Juan José Saer (El río sin Orillas)


Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

Juan L. Ortiz



La tarea de remontar el Paraná no fue cosa fácil. La navegación por los grandes ríos sudamericanos constituía una labor insólita e inusitada que no tenía antecedentes en los países europeos. Además, estaba presente la duda de lo desconocido, la navegabilidad de algunas corrientes y canales, la incertidumbre de hallar alimentación suficiente, la ignorancia del comportamiento meteorológico de las regiones, el peligro permanente de las fieras, reptiles, sabandijas y alimañas; la acechanza de las tribus con la inseguridad si podían ser amigas o enemigas; el miedo a las flechas y dardos envenenados y el terror que producía el simple pensamiento de toparse con caníbales antropófagos.

Frente a ese cúmulo de dificultades y problemas Sebastián Gaboto (de 49 años de edad) tomó las decisiones con calma. Seis meses había madurado su proyecto y, entretanto, las islas cercanas fueron reconocidas palmo a palmo para hacerse una idea de lo que vendría más adelante.

A las dos embarcaciones se las había adaptado para la navegación fluvial que podía hacerse a vela, a remo o a la sirga, para lo cual se previeron en las naos las toas correspondientes. Moderado debía ser el avance contra la corriente y el desplazamiento muy lento para dar lugar al sondeo del cauce, cuando no a la falta de viento para henchir el velamen. Ciclópea tarea la de arrastrar los barcos cinchando desde la orilla, prendidos de las sogas como esclavos encadenados, metidos en algunos sectores de la playa con el agua hasta las rodillas o hasta la cintura, o tirando como locos desde los terrenos desparejos o barrancosos o, en fin, remando acompasadamente al grito del contramaestre tal como si fueran presidiarios.

Luego de este esfuerzo agotador, la coritrariedad de la falta de alimentos, la hambruna y desnudeces que nos describe Fitte, el término de las raciones que se trajeron de España, la deserción de los caoneros indios que fianqueaban las naves para la provisión de pescado fresco y el debilitamiento colectivo por esas razones.

Durante seis meses, dijimos, se había trabajado previendo las alternativas; pero, como siempre, los resultados no se ajustaron a lo que se había programado.

Por eso más alla de las diferentes opiniones habría que conocer los lugares y las circunstancias en las que Sebastián Gaboto se desenvolvió, pues es muy fácil dejar correr la pluma desde un tranquilo refugio de los archivos de Sevilla, de Simancas o del Escorial, o de un atemperado gabinete de estudio de las grandes y cobijadas ciudades. Debieron haber vivido previamente en el teatro de los acontecimientos, haber soportado las tempestades mesopotáinicas, aguantando los diluvios paralizantes que suelen desplomarse sobre el Paraná, las tormentas eléctricas de esta parte de América que desgajan con sus rayos y centellas las altas copas de los árboles, haber probado la ponzoña de las víboras que accidentalmente se defienden de las pisadas en los senderos isleños, de haber tenido que repeler el ataque sangriento de los gatos onza y de los yaguaretés, etc. etc.


La expedición descubridora y fundacional de Sebastián Gaboto de 1527, es reflejada en la maravillosa carta de LUIS RAMIREZ (primera descripción del río Paraná, sus habitantes y la región), en el Islario del cosmógrafo ALONSO DE SANTA CRUZ y también en las Memorias de viaje de Diego García de Moguer al Rio de la Plata.



Consecuencias fundamentales de la apertura

de SEBASTIAN GABOTO en el Paraná.


Los tres años largos de permanencia en nuestros ríos, hicieron que su expedición recogiera experiencias fundamentales para la apertura de otras expediciones con tinte colonizador. Como la misión del Veneciano, que él se había impuesto, se cortó abruptamente con la destrucción del Fuerte y su alejamiento del teatro de operaciones al partir con apuro hacia España, quedaron pendientes en la metrópoli las esperanzas de continuar un camino lleno de esperanzas.

Aquellos sueños de la Sierra de la Plata y de la conquista de un Reino Blanco comenzaron a agotarse en España. El mismo Gaboto pretendió reincidir haciendo gestiones sin resultado, dados los primeros pasos: se sabía que el Río de la Plata no comunicaba con el mar del Sur; se tomó conocimiento del río Paraná, descubierto por Gaboto y de su afluente, el río Paraguay, además del Carcarañá y el Bermejo (Hepetin); se sabía que el rio Bermejo los acercaba hasta la Sierra de la Plata y que el Carcaraña les abría las puertas hasta las es encantadas descubiertas por el lugarteniente de Gaboto, el capitán FRANCISCO CESAR (Origen de la leyenda de la Ciudad de los Cesares) quien habría relevado por tierra la región de Calamuchita de Córdoba (Elelin) y el valle del Conlara en San Luis ; se tuvieron muestras de metales preciosos como del oro y de la plata; se logró conocer medianamente a los indígenas; se tuvo la experiencia que en materia alimentaria, pese a las primeras hambrunas, las condiciones eran favorables; por vía de los lenguaraces se llegó a la conclusión que las lenguas locales eran inteligibles; los tripulantes pudieron advertir que la convivencia social con los indígenas y la vida familiar con ellos era posible; se comprobó que la unión, traducida en los primeros mestizajes, era satisfactoria y, en suma, que pese a la beligerancia demostrada al cabo de la expedición caboteana, la pacificación era posible, mejorando el trato.

De todo esto, que se evaluó prolijamente en España surgió la idea de mandar una gran expedición al mando del Adelantado PEDRO DE MENDOZA. Previamente en la metrópoli se publicó y pregonó invitando a los ex marinos y soldados de Gaboto a participar del nuevo emprendimiento. El llamamiento tuvo éxito y numerosos tripulantes, conocedores ya del terreno, modalidades y costumbres del nuevo mundo rioplatense se enrolaron en la armada de Mendoza. Ellos fueron los que asesoraron geográficamente al Adelantado e hicieron posible la empresa de Mendoza. Ellos fueron los que en el grave trance de la inestabilidad de Buenos Aires trajeron al Carcarañá y al Coronda la desfalleciente expedición que en el río de la Plata se moría de hambre y de pavor.


Texto basado en la obra

del historiador Amadeo Soler



Se suceden otras expediciones motivadas por las noticias que lleva a España el navegante veneciano en 1530.



…os ofreceis de ir a conquistar y poblar las tierras y provincias que hay en el rio de Solís que llaman de la Plata, donde estuvo Sebastián Caboto, y por allí calar y pasar la tierra hasta llegar á la mar del Sur…


Capitulaciones del Rey de España Carlos V

autorizando a Pedro de Mendoza.

Toledo, 21 de mayo de 1534.



Seis años después llega la expedición colonizadora del primer adelantado Pedro de Mendoza y Luján, fundador de la primera Buenos Aires (3 de febrero de 1536). Las noticias de la misma son relatadas por Ulrico Schmidl, soldado alemán en su “Viaje al Río de la Plata”, por Francisco Villalta, Antonio Rodriguez y por la valiosa carta de Isabel de Guevara.


Ulrico Schmidl (1510-1579)

Soldado lansquenete, viajero y cronista alemán.

Parte hacia el río de la Plata integrando la expedición del adelantado Pedro de Mendoza. Junto a él vive los horrores de la primera fundación de Buenos Aires. Durante veinte años recorre lo que llama “Paraíso de las selvas del Paraguay y el Chaco”. Sus relatos, testimonios de un conquistador no español, se convierten en las primeras crónicas de los territorios que luego serían Argentina y Paraguay. Su relato aparece por primera vez en 1567, en alemán. En 1599 en latín, en una edición de Levinus Hulsius, y en el mismo año en la séptima parte de los grandes viajes de Teodoro de Bry, tanto en latín como en alemán. De Bry y Hulsius han realizado grabados que ilustran las aventuras de Schmidl.


Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1490/95 - 1557/60)

Conquistador español. Gobernador y Adelantado del Río de la Plata, Fue el primer europeo que describió las cataratas del Iguazú (1542). Exploró el curso del río Paraguay. Sus crónicas se reflejan en “Naufragios y Comentarios”. Los Comentarios, escritos por su escribano Pero Hernández, narran las aventuras de Cabeza de Vaca, en el complejo fluvial del Río de la Plata; el encuentro de los supervivientes en Asunción; la expedición exploradora hasta las fuentes del Paraguay; y, finalmente, la rebelión de los colonos, su prisión, envío a España, juicio y condena.



Ruy Díaz de Guzmán (Asunción del Paraguay 1558 - 1624)

Conquistador y cronista criollo español; fue el primer escritor nacido en la región del Río de la Plata y uno de los primeros en utilizar para dicha región el topónimo Argentina. Si bien lo que más le destaca en la historia es la crónica poetizada por él escrita hacia 1612, crónica a la cual llamó primeramente Los Anales del descubrimiento, población y conquistas de las provincias del Río de la Plata que resumidamente pasaron a ser denominados La Argentina manuscrita. Ruy Díaz de Guzmán es considerado el primer historiador del país que corresponde a los actuales estados de Argentina, Paraguay y Uruguay.


Martín del Barco Centenera (1535 - 1602)

El clérigo-poeta nació en Logrosán (Cáceres)

Inducido por el pensamiento lascasiano y llevado de su curiosidad emotiva, quiso conocer la realidad conquistadora y las tribulaciones indígenas en su ambiente natural y se embarcaba para América, como capellán, en la armada del Adelantado del Río de la Plata, Juan Ortiz de Zárate. Después de dos meses de navegación, llegó a la cuenca del Río de Plata a finales de 1573. Organizado el alojamiento de la gente y acomodado el campamento, marchó a la de Asunción.


Pedro Lozano (1697 - 1752).

Misionero jesuita, etnógrafo e historiador español.

Nació en Madrid en 1697, y arribó muy joven a América, en 1714, con destino a las misiones jesuíticas del Paraguay. Estudió en el Colegio Máximo de Córdoba, casa de estudios en la que llegó a ser profesor de filosofía y teología. Enseñó también en el Colegio de Santa Fe entre 1724 y 1730, para regresar nuevamente a Córdoba como historiador de la provincia de la orden. Compuso varias obras de carácter geográfico e histórico. La más notable es su "Descripción chorographica [...] del Gran Chaco", ilustrada con un detallado mapa del padre Machoni, que contiene muchos detalles etnográficos sobre los pueblos del Gran Chaco, así como descripciones hidrográficas, un estudio sobre la calidad de las tierras, numerosos comentarios sobre las especies botánicas de la región y, en particular, sobre las plantas medicinales, e interesantes comentarios sobre la fauna. También su ˝Historia de la Conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán˝.


Thomas Falkner (1702 – 1784)

Fue un sacerdote jesuita, uno de los primeros etnólogos que actuó en lo que luego sería la Argentina, donde permaneció casi cuarenta años. Sirvió como misionero, realizó numerosas exploraciones y acopió gran cantidad de información sobre los indígenas, la fauna, la flora y los accidentes naturales del territorio. Estudió medicina en la Universidad de San Andrés de Edimburgo. Allí, Falkner fue alumno del prestigioso anatomista Richard Mead, y de Isaac Newton.

En el año 1752 llegó a la Estancia San Miguel (actual pueblo Andino, Santa Fe) para hacerse cargo de ella el padre TOMAS FALKNER, convivió en el Carcarañá hasta el año 1756. Su gente, formada por indios, mestizos, negros, mulatos y zambos, realizaban una labor muy especial ya sea en el casco como en los puestos, y debido a la ocupación especial y principal de la ganadería, los puesteros, reseros y peones configuraban un heterogéneo conjunto de criollos, gauchos, mestizos e indios, con gran movilidad, de modo que el estar en Andino, sus puestos o Puerto Gaboto era de poco tiempo y desplazamiento, generándose una vida social muy vinculante.

FALKNER era un gran amante a la paleontología y su destino le dio la oportunidad de vivir en el paraíso de los fósiles: el río Carcaraná. En 1774, a los 72 años, dio a conocer su obra Descripción de la Patagonia y de las partes contiguas de la América del Sur, de carácter etnográfico, que escribió en gran medida basado en su memoria.



Félix de Azara (1742 - 1821)

Militar, , ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo, humanista y naturalista español.

Fue enviado por el , en 1781, a que estableciera los límites hispano-portugueses en América del Sur. Doce años invirtió el aragonés en estudiar aquellos inmensos confines, en los que no dejó aspecto por averiguar: recursos, geografía, fauna y flora, poblamiento, distancias y comunicaciones. Autor de “Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata”, entre otros libros sobre este viaje.



Alcide d'Orbigny (1802 - 1857)

Naturalista francés.

Desembarcó en Buenos Aires en enero de 1827. (300 años después de la llegada de Sebastián Gaboto). Remontó el río Paraná hasta Corrientes, alojándose en Rincón de Luna, Itatí, Goya, y el Iberá. Visitó Chaco, donde observó la nación Toba, y regresó a Buenos Aires. En 1834, D'Orbigny volvió a Francia y escribió su monumental obra en nueve volúmenes Voyage dans l'Amerique Méridionale ("Viaje a la América Meridional"), una obra que sólo es comparable con los voluminosos escritos de Humboldt acerca de la América equinoccial.



Charles Darwin (1809 – 1882)

Naturalista inglés.

Parte de Buenos Aires, el 27 de setiembre de 1833 y llegó a Santa Fe el 5 de octubre, siguiendo el viejo camino de las carretas. El itinerario se señala en su diario: Luján, Areco, Arrecifes, San Nicolás, Rosario, Gaboto (1 de octubre de 1833), Monje, Coronda y Santa Fe. Sobre cada lugar se detiene para hacer los comentarios. Lo reflejó en su libro “Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo”.



Aimé Bonpland (1773 - 1858)

Naturalista, médico y botánico francés, célebre por la expedición a América que realizó junto con Alexander von Humboldt. Contratado por el dirigente de la revolución del Río de la Plata, Bernardino Rivadavia, decide viajar a Buenos Aires, a la que llega el 26 de noviembre de 1816, con su familia y el ofrecimiento de ser profesor en la Facultad de Medicina y en el Museo de Historia Natural. De regreso a América Bonpland se establece en Buenos Aires en donde continua su vida de aventuras. Trae de Europa lo necesario para fundar un jardín botánico y un Museo de Ciencias Naturales, pero las necesidades de la guerra de independencia impidieron que este proyecto se concretara. En Buenos Aires ejerce su profesión de médico durante tres años. Y en 1820 estableció su cuartel general en Corrientes, de donde partían sus múltiples expediciones con fines científicos.


Germán Burmeister (1807 – 1892)

Naturalista, paleontólogo y zoólogo alemán, que desempeñó la mayor parte de su carrera en Argentina. Realizó exhaustivos trabajos sobre la descripción de la fauna, flora, geología y paleontología de varios países sudamericanos, pero en especial de Argentina, publicando cerca de 300 títulos, entre ellos “Viaje por los estados del Plata” y “Description Physique de la République Argentine”, que con magníficas ilustraciones mereció la medalla de oro en su presentación en la Exposición Geográfica de Venecia.


Dentro del aporte para el conocimiento de la región se destacan entre otros los trabajos de Nicolás del Techo, Francisco J. Charlevoix, José Guevara, Martín Dobrizhoffer, José Cardiel, Juan Bautista, Reginaldo De Lizárraga, Florián Baucke, Juan de Rivadeneira, José Sanchez Labrador, Gregorio Funes, Juan P. de Aguirre, Francisco Millau, Acarette du Biscay, Diego de Alvear, Estanislao Zeballos, Juan Ambrosetti, Felix Outes, Luis María Torres, Manuel José de Lavardén, Rosa Guerra, Eduarda Mansilla, Celestina Funes, Guillermo Furlong, Paul Groussac, Enrique de Gandía, Ramón y Calixto Lassaga, Eudoro y Gabriel Carrasco, Zapata Gollán, Manuel Dominguez, Josefina Pla, Augusto Roa Bastos, Juan Carlos Onetti, Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Ayala Gauna, Juan de Dios Mena, Leónidas Gambartes, Rodolfo Schenone, Raúl Dominguez, Mateo Booz, Juan L. Ortiz, Juan José Saer.




Los grandes ríos del Plata y, señaladamente entre ellos, el Paraná, son la urdimbre que enlaza regiones, países y provincias, y así dan consistencia al continente. Son el sistema nervioso de conexión y de transporte de personas y de cosas, asi como el nutriente vital de poblaciones, de fauna, de flora y de sembrados. Son, en fin, el signo permanente de vitalidad del Nuevo Mundo en su sector austral, el de las mayores concentraciones urbanas de la América del Sur. Así el fabuloso Paraná cumple con servir de camino interior de los pueblos suramericanos. Descarga una cantidad de agua siete veces mayor que la del Danubio y recorre la geografía media y austral de nuestro continente. Más de 2.000 km lo hace en territorio brasileño y otros tantos, en suelo argentino compartido con el Paraguay. Su caudal tiene un promedio de 17.400 M3 de agua por segundo pero, en época de crecientes, llega a 55.000. Debido a ese caudal y a la extensión de su cuenca, el Paraná, con sus afluentes, es uno de los siete mayores ríos del mundo. Al final de su gran periplo, contando el de sus ríos formadores, resulta con 4700 km, o sea, más largo que el Misisipi. (Miguel Albornoz. Biografía del Paraná)



Bibliografía:


Historia Social y Cultural del Río de la Plata. Guillermo Furlong.


Paraná, el pariente del mar. Rubén Naranjo, Jorge Riestra, Rafael Ielpi.


Biografía del Paraná. Miguel Albornoz.


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